Hace un tiempo leí un artículo de Jean Shinoda Bolfn, una doctora en medicina, psiquiatra y analista Junguiana. Donde hablaba de la existencia de Mujeres Sabias.
Estas mujeres tienen madurez, conservan su sentido del humor y se mantienen activas, y poseen un poder personal muy singular.
Dicen la verdad con compasión. No comulgan con lo que no les gusta. No tienen rabia de las mujeres más jóvenes.
Son capaces de mirar atrás sin rencor ni dolor.
Son atrevidas. Confían en sus presentimientos y defienden con firmeza aquello que les importa.
Deciden su camino con el corazón.
Escuchan a su cuerpo. No imploran. Rien!!
Saben reconocer lo frágil y lo que tiene valor.
Aprenden a amar lo que hacen y luego alientan a otros al crecimiento.
Aquellas mujeres que se lo permiten pueden llegar al equilibrio, a ser completas, fuertes y vulnerables al mismo tiempo.
Jean Shinoda, alienta a todas las mujeres a formar círculos de mujeres que tengan un componente espiritual, simplemente escuchando los problemas, anhelos, miedos y contando los tuyos, se adquiere fuerza.
Entre las mujeres hay una conexión natural y espiritual, con poder tranformador, que pueden realzar las cualidades femeninas tan necesarias para lograr cambios.
Hay estudios que evidencian que cuando una mujer sufre de estrés, habla con otra mujer, y ambas liberan la hormona de la maternidad que provoca que dicho estrés decienda. No ocurre esto cuando se juntan dos hombres, donde la tendencia es a estresarse más.
La sabiduría femenina se adquiere de otras mujeres que se animan a compartir sus experiencias, sus fortalezas y debilidades.
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