martes, 1 de diciembre de 2009

¡ AY MI MADRE! (por Gabriela Acher)

Sin ser una mujer muy preparada debo decir que a no me privó de nada. Yo tuve los complejos que quise.
El tema con mi mamá es que siempre fue muy sobre protectora. El mundo era un lugar peligroso, así que había que preocuparse... que yo salí tan miedosa que mi primera palabra fue ¡SOCORRO! y el miedo me fue minando la autoestima; siempre estaba mirando la media mamadera vacía.
Para resguardarme de los peligros de las caries me dio tanto calcio cuando era chica.que no se me cayeron los dientes de leche y me los tuvieron que arrancar más tarde; por que no dejaban espacio para los definitivos.
Cuando ya me estaba convirtiendo en mujer, y deseaba conocer los goces del amor. Quería vivir el éxtasis de la pasión, ¡ quería verle la cara a Dios! y eso en aquella época, y especialmente para mi mamá ¡se llamaba matrimonio!.
Así que me abrumó con consejos, en los que me advirtió que mi marido me iba a querer "molestar" a menudo, pero ella me iba a enseñar a distraerme y pensar en otra cosa, ese era el precio que había que pagar por el matrimonio - me dijo- El me daba su apellido y yo a cambio , le tenía que entregar mi cuerpo ( en ese momento no pareció un mal negocio, igual yo no sabía que hacer con mi él.
Muchos años después, siendo yo adulta, un día que encontré a mi madre, más comunicativa le pregunté "mamá por qué nunca quisiste hablarme sobre sexo? y ella me contestó: Querida, por que yo no sé nada de sexo, si siempre estuve casada...." jajaja

Por suerte hay cosas que los tiempos modernos han permitido mejorar; pero sin lugar a dudas han dejado huellas importantes en nosotras, con las cuales aún debemos lidiar, como por ejemplo el no hablar de sexo libremente y mucho menos con nuestras madresss.

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